13/09/19

Los mitos y riesgos del cigarrillo electrónico

 

Especialistas advierten sobre las sustancias tóxicas y la falta de control

 

 

El cigarrillo electrónico irrumpió en el mercado como un método eficaz para dejar de fumar. Su propuesta fue la de reemplazar el consumo del cigarrillo convencional por un pequeño dispositivo que por medio de calor y una combinación de sustancias libera cierto tipo de vapor que simula la experiencia de fumar. Pero su inocuidad ya no está en duda. Los especialistas advierten que empezaron a asociarse a su uso nuevas patologías respiratorias y que muchos de los compuestos que se aspiran son directamente tóxicos o cancerígenos.

Las advertencias sobre la toxicidad de estos dispositivos no son nuevas pero se enfatizaron en los últimos días cuando las autoridades sanitarias de Estados Unidos confirmaron las primeras cinco muertes asociadas al "vapeo", como se le dice al consumo de los cigarrillos electrónicos. Según advirtió el Centro Para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) además de los casos fatales, mantienen bajo observación a unos 450 pacientes por presentar patologías similares que podrían estar asociadas a este nuevo consumo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) también fue categórica respecto al uso del cigarrillo electrónico. Aseguró que son "indudablemente dañinos" y que por lo tanto desaconseja el uso de estos vaporizadores, que ya se convirtieron en una nueva adicción. "Los SEAN (sistemas electrónicos de administración de nicotina) son indudablemente dañinos y deberían por lo tanto estar sujetos a regulación", advirtió la OMS en su último reporte sobre la epidemia global de tabaco.

Muchos de los dispositivos funcionan a partir de un pequeño alambre bobinado, en general una aleación de cromo y níquel, que en el medio tiene una fibra de algodón. Este algodón se empapa por capilaridad con el líquido que usa como relleno. Por acción de una batería el alambre se calienta mucho y entonces cuando el usuario aspira ese líquido se vaporiza.

"Funciona como una especie de lámpara de kerosene, sólo que en vez de usar fuego usa una batería", explica Nahuel Montesinos, químico investigador del Conicet, que participó de una investigación en el Lawrence Berkeley National Laboratory (Estados Unidos) para estudiar específicamente los compuestos gaseosos emitidos por el cigarrillo electrónico y cómo pueden afectar a los vapeadores pasivos.

Los investigadores concluyeron que:

1- El cigarrillo electrónico emite un espectro de sustancias más amplio de lo que se pensaba. 

2- Hay sustancias peligrosas que no están al principio entre los compuestos porque son resultado de la descomposición térmica del propilenglicol y la glicerina.

3- A mayor voltaje de la batería, mayor temperatura del filamento y por ende mayor cantidad de compuestos peligrosos emitidos.

En Argentina, la Anmat mantiene la prohibición "para importar, distribuir y comercializar" cualquier tipo de cigarrillo electrónico y todos sus accesorios, incluidos los líquidos para recargarlos. La prohibición rige desde 2011 y fue ratificada en 2016 y 2018. La medida fue tomada teniendo en cuenta "la falta de evidencia científica" que avale la eficacia del cigarrillo electrónico "para la protección de la salud humana".

Desde el organismo advirtieron también que no hay estudios concluyentes sobre los efectos adversos del cigarrillo electrónico a mediano y largo plazo, "ya que los dispositivos aportan, en el vapor inhalado, una cantidad incierta de nicotina y de otras sustancias tóxicas".

A pesar de la prohibición, los cigarrillos electrónicos están al alcance de la mano. Se pueden comprar online en un sin fin de sitios web.

Según la neumonóloga especialista en tabaco e integrante de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria Cristina Borrajo, los componentes que se aspiran al vapear no son inocuos y hasta podrían tener consecuencias a largo plazo, sobre las que todavía no hay estudios por la corta vida del dispositivo.

"Hablar de vapeo es un error porque no es vapor lo que se aspira sino un aerosol muy fino. El término fue impuesto por el marketing de las tabacaleras. El cigarrillo electrónico representa otra forma de fumar", enfatiza la neumonóloga, quien recordó que las sociedades científicas de argentina desaconsejan su uso.

Otro aspecto que preocupa a los especialistas es que el cigarrillo electrónico consiguió lavarle la cara al tabaco y devolverle el status al acto de fumar, algo que las campañas de salud habían logrado invertir a lo largo de los años. De hecho, la preocupación apunta a que los adolescentes se están iniciando como fumadores con el cigarrillo electrónico, algo que ya ocurre en las escuelas secundarias.

Nota: Alejandra Hayon para Página 12

 

 

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