17/10/14
A 69 años del 17 de Octubre de 1945 "Día de la Lealtad
Perón: "Éste pueblo no engaña a quien lo ayuda" recordó el Presidente de la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe
Pocos recuerdan que el 17 de octubre de 1945 Juan Domingo Perón, además de protagonizar una de las jornadas épicas más relevantes del siglo XX a nivel mundial, renunció a su estatus militar en pos de abrazar, como lo expresó en su discurso ante dos millones de personas en Plaza de Mayo, a ese nuevo sujeto histórico en pleno nacimiento: "El pueblo sufriente que representa el dolor de la tierra madre".
Y así fue. Perón renunció a una carrera que lo hubiera llevado, en poco tiempo más, a ser general de la Nación. Y aunque el General llegó a ser general, ese renunciamiento existió, y a casi siete décadas de ese suceso fundacional, es bueno reconocérselo.
Para un militar sanmartiniano, como fue Perón, renunciar al uniforme con que la Patria lo honró para defenderla debe haber sido muy duro. En parte producto de las presiones de camaradas de arma que por celos y envidia no estuvieron a la altura de las circunstancias, pero fundamentalmente porque entendió que para conducir ese proceso político, social y económico que estaba surgiendo, debía renunciar a todo otro compromiso.
Vale la pena repasar algunos tramos de aquel discurso en el que se reencontró con el Pueblo que lo había liberado del encarcelamiento político y habría de eximirlo, más tarde del retiro militar.
"Trabajadores: hace casi dos años dije desde estos mismos balcones que tenía tres honras en mi vida: la de ser soldado, la de ser un patriota y la de ser el primer trabajador argentino. Hoy a la tarde, el Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud de retiro del servicio activo del Ejército. Con ello, he renunciado voluntariamente al más insigne honor al que puede aspirar un soldado: llevar las palmas y laureles de general de la Nación. Ello lo he hecho porque quiero seguir siendo el coronel Perón, y ponerme con este nombre al servicio integral del auténtico pueblo argentino".
¿Alguien puede imaginarse otro posible desenlace para esos días históricos? ¿Alguien imagina a Perón aferrándose a su carrera militar y renunciando a la causa de su Pueblo?.
Pero veamos qué dijo Perón aquella noche del 17 de octubre de 1945, hace 69 años: "Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción, pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino, porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Patria". Y acto seguido da una clave que la mayoría de los dirigentes políticos se empeña en soslayar, con las debidas consecuencias: "Muchas veces me dijeron que ese pueblo a quien yo sacrificara mis horas de día y de noche, habría de traicionarme. Que sepan hoy los indignos farsantes que este pueblo no engaña a quien lo ayuda".
Ése consejo de Perón es el que siguieron Néstor y Cristina Kirchner cuando empezaron a caminar sobre los escombros de la Patria en 2003. Y también siguieron el modelo de diálogo que esa noche Perón y su Pueblo inauguraron. Nunca un dirigente y las masas (nunca había habido semejante masa, también hay que recordarlo) se habían comunicado con aquella franqueza y confianza. En un momento, Perón estaba hablando, precisamente, de eso: "...quiero en esta oportunidad, como simple ciudadano, mezclarme en esta masa sudorosa, estrecharla profundamente en mi corazón, como lo podría hacer con mi madre.." Antes de que terminara la frase, alguien cercano al balcón, con cariño, le gritó: "¡¡¡Un abrazo para la vieja!!!", lo cual fue retribuido con un guiño de ojos.
El mismo afecto le prodigó Perón a esa multitud, al cerrar su discurso. Con franqueza, habría que pensar si otro fue capaz de confesarse así ante su Pueblo: "Pido a todos que nos quedemos por lo menos quince minutos más reunidos, porque quiero estar desde este sitio contemplando este espectáculo que me saca de la tristeza que he vivido en estos días".
Y no se movió nadie.
Fuente: Prensa Luis Rubeo (h)