El memorándum de entendimiento entre Richmond y el RDIF para comenzar a producir la Sputnik V en Argentina fue firmado en febrero pasado y el 20 de abril se anunció el acuerdo definitivo.
"Nosotros llegamos a través de nuestros socios en la India Hetero Labs Limited al Fondo de Inversión Rusa y el acuerdo es con ellos. El Estado argentino nos dio y nos da un apoyo muy importante a través de la autoridad sanitaria (Anmat) tanto científica como técnicamente que permitirá que este proceso llegue a buen puerto", afirmó Figueiras.
Proceso de producción
En una primera instancia (la actual), la planta realizará la formulación, filtrado y rellenado de viales (envasado), un complejo proceso técnico y científico con exigentes requerimientos de buenas prácticas de manufactura.
"Este proceso no es un embotellado simple, requiere un conocimiento técnico y científico de mucha complejidad y de mucha importancia e implica el trabajo de muchos profesionales tanto para la producción como para el control; es decir, no es un proceso mecánico o tecnológico simplemente, es un trabajo científico", indicó el empresario.
La siguiente etapa consistirá en la producción completa de la vacuna en la nueva planta que el laboratorio se encuentra construyendo también en Pilar.
"La nueva planta está pensada para producir hasta 500 millones de dosis por año y ahí se podría hacer desde el principio activo hasta el envasado, es decir, la producción completa", aseguró Figueiras, y detalló que "tendrá la capacidad de realizar productos biotecnológicos y de producir vacunas de diferentes tipos de plataforma como, por ejemplo, la de Pfizer y la Sputnik, que usan diferente tecnología".
La vacuna
Desarrollada por el Centro de Investigación Gamaleya, la Sputnik V es una vacuna que utiliza una plataforma (o tecnología) llamada de "vectores no replicativos": virus que se modifican genéticamente para que no tengan capacidad de reproducirse en el organismo (y por tanto inocuos) y se usan para transportar material genético del virus del que se quiere inmunizar.
En este caso, la Sputnik V usa adenovirus humano como vector y, a diferencia de otras candidatas, utiliza dos adenovirus (uno diferente en cada dosis) para provocar una mayor y más duradera respuesta en el sistema inmunológico.
Diversos estudios han demostrado que la primera dosis de la Sputnik V (que se registró bajo el nombre Sputnik Light) tiene una eficacia del 79,4% en la prevención de la Covid-19.
Finalmente, Argentina será el primer país de la región en fabricar la vacuna rusa.