28/03/13
Pascua: eterno renacer de la esperanza que nunca perdimos
Aún cuando parece que todo está perdido, la Vida puede sorprendernos con un nuevo renacer
PASCUA
Palabra que evoca escenas como el placer inocente de saborear chocolates, imitando la tradición neo-europea proveniente del paganismo que adoraba una liebre como símbolo de fecundidad.
Pero también Pascua evoca imágenes de una cruel agonía en una cruz sangrante...y quizá, esta última explica la tristeza y depresión que parecen envolver a la humanidad durante los días que la cristiandad conoce como Semana Santa.
Podemos agradecer que el progreso del pensamiento nos lleva a profundizar la causa verdadera de lo que hasta ahora es aceptado como ritual obligado, o festividad religiosa, o aún como costumbre social.
El progreso nos lleva a ahondar más en las palabras y encontrar en el acontecimiento sagrado, la explicación de este suceso trascendente y crucial para la historia de la humanidad.
Así, la Pascua aparece como algo más que una conmemoración o recuerdo respetuoso.
El sistema metafísico dado a conocer por Mary Baker Eddy, descubridora y fundadora de la Ciencia Cristiana, interpreta el mensaje que Jesús ilustró en sí mismo, a través de su propia crucifixión.
Al decir "Yo soy la resurrección y la vida", nos convoca a cada uno a identificarnos como hijos espirituales de un Dios amoroso que nos habla de vida eterna.
Él instó a la humanidad entera, a aceptar la búsqueda y encuentro de la libertad interior; libertad que abarca todas las condiciones y circunstancias de la existencia.
En algunas ocasiones puede ser que la salud esté alterada o manifestando algún desorden de índole físico o mental, pero comprendiendo que el ser de cada hombre tiene su origen en el Espíritu, no en la materia o el cuerpo, es posible restablecerlo sano, a su condición natural, pues es la mente y no ese cuerpo material el que produce tal condición.
El concepto de "resurrección", puede ser visto, además, como un despertar a la salud y al bienestar completo.
Aún cuando parece que todo está perdido, la Vida puede sorprendernos con un nuevo renacer.
Es necesario superar el impacto de la escena de la crucifixión para encontrar el trascendente mensaje de la resurrección, que es poderosa para restaurar toda esperanza.
Este mensaje puede transformar al mundo, si, gradualmente dejamos que transforme nuestro corazón y vida diaria.
Podemos abrirnos paso con las mejores expectativas de que el poder de la Vida, Dios, hace maravillas.
Reconozcamos y agradezcamos la Pascua, como el eterno renacer de la esperanza que nunca perdimos. Que esta Pascua, sea la constante alegría de que todo está bien!
Elizabeth Santángelo
Comité de Publicación de la
Ciencia Cristiana, para Argentina