06/04/13

En un intento de asalto balearon a un joyero de Rosario

 

Ocurrió alrededor de las 19.30 de ayer cuando el titular de la joyería Stella Maris, observó el movimiento extraño de dos personas jóvenes en las puertas de su negocio

 

 

Un intento de robo en un comercio de venta de joyas y relojes de avenida San Martín al 2900 terminó con el dueño del local herido de bala, aunque fuera de peligro, y dos jóvenes delincuentes huyendo en un auto que los esperaba con un cómplice que los esperaba.

Ocurrió alrededor de las 19.30 de ayer cuando Eduardo L., de 65 años y titular de la joyería Stella Maris, observó el movimiento extraño de dos personas jóvenes en las puertas de su negocio. 

Al respecto el hijo del comerciante, Mauro, contó que su papá vio como dos "chicos menores de edad" intentaban entrar a un edificio vecino por lo que salió a la puerta y los pibes lo encararon. Entonces Eduardo entró al negocio, cerró la puerta y los atendió sin dejarlos ingresar.

Pero los dos jóvenes, uno de los cuales llevaba una larga camisa blanca que le llegaba casi a los muslos, le dijeron que querían un reloj que estaba en la vidriera. En ese momento, cuando el joyero lo sacó de la vitrina para mostrárselos, le apuntaron con un revólver calibre 22 y sin más palabras le dispararon en la cintura. El proyectil dejó orificio de entrada y salida en el cuerpo de Eduardo, quien aún herido no perdió la consciencia hasta que llegó la ambulancia municipal, unos 15 minutos después de la agresión.

La joyería está en San Martín 2972, a metros de una de las esquinas más transitadas de la zona sur, por lo que al escuchar el estampido vecinos y comerciantes del lugar rápidamente salieron a la calle y pudieron ver cómo los dos maleantes corrían por avenida San Martín, doblaban en Amenábar hacia el este y se subían a un Fordo Focus negro que los esperaba.

Según el hijo del comerciante, el año pasado su padre sufrió varios atracos pero ninguno con la violencia del de anoche. "Varias veces robaron, pero nunca le tiraron a matar a mi papá. Ayer parece que eran cuatro. Acá entraron dos y los otros estaban en el auto", dijo mientras por teléfono le buscaban una cama a su padre en algún hospital público ya que el Heca estaba abarrotado.

"El barrio está conmocionado, no es la primera vez que nos roban y seguro tampoco va a ser la última. Esperemos que se haga algo", sostuvo Ruth, una mujer que tiene un negocio en cercanías de la joyería de don Eduardo.

Fuente: La Capital



 

 

 

 

 

 

 

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