Al menos 272 personas han muerto y 2.500 han resultado heridas. Otras tantas permanecen bajo los escombros. Los equipos de rescate no han logrado llegar a las zonas más afectadas hasta un día después del sismo.
"Temo que esa cifra [de fallecidos] aumentará y de forma considerable", ha asegurado a última hora del domingo el presidente, Rafael Correa, quien admitió que aún hay muchos cuerpos bajos los escombros. Ecuador se encuentra en estado de excepción.
Eran las 18.58 hora local cuando la tierra tembló en el noroeste del país, en la provincia costera de Esmeraldas, fronteriza con el sur de Colombia.
El epicentro se produjo en el océano Pacífico a una profundidad de 20 kilómetros, a 28 de la costa ecuatoriana y a 173 de la capital, Quito. Casi 200 réplicas, algunas de una intensidad de hasta 6,1 grados, se han producido desde entonces y se podrían seguir sintiendo en los próximos tres días.
"Los daños son graves y tenemos decenas de muertos", auguró el presidente Correa, el sábado por la noche, previendo la tragedia que se avecinaba.
La costa, el corazón turístico nacional e internacional del país, fue la zona más golpeada. Algunos de los lugares más pobres del país, destruidos. Los equipos de rescate no pudieron llegar hasta pasado casi un día del terremoto.
Las comunicaciones eran imposibles ante el colapso de las carreteras. El alcalde de Pedernales, uno de los pueblos más afectados, pidió, en un grito desesperado, ayuda para la localidad. "No son algunas casas o edificios, es toda la ciudad", aseguró.